24/06/2010 | 23:45hs
INTERNACIONALES
Fracasaron las negociaciones sobre la caza de ballenas

Los 88 países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) no llegaron a ningún acuerdo para sustituir la prohibición total de la caza comercial de ballenas por una cuota controlada.  

La CBI, reunida en la ciudad marroquí de Agadir, dejó de lado su proyecto y decidió darse "un año de reflexión", según dijo su vicepresidente, Anthony Liverpool, que prometió "nuevas ideas" de aquí al viernes, cuando concluya la cumbre.

La CBI seguirá entonces sus reuniones hasta el viernes, pero con un problema destacado por el comisario neozelandés, Geoffrey Palmer, sobre si la comisión "¿es un organismo de protección de ballenas o un tratado de caza?".

La caza comercial de ballenas está prohibida desde 1982 por una moratoria que entró en vigor en 1986. Sin embargo, los países cazadores -Japón, Noruega e Isalndia- aprovechan el vacío legal sobre la caza con fines científicos para capturar cetáceos.

Más de 1.500 ballenas fueron oficialmente cazadas el año pasado (más de 1.000 sólo por parte de la flota nipona), sin contar las cuotas atribuidas por la CBI a las comunidades autóctonas como en Alaska o Groenlandia.

Por eso, las autoridades de la CBI habián elaborado un proyecto que autorizaba la caza a los países que actualmente capturan con mayores controles y cuotas más estrictas.

Para los países afines al documento en vigor desde 1986, las concesiones de los cazadores son insuficientes, en particular las de Japón, que rechaza abandonar la persecución de las ballenas en el Antártico, en el centro del santuario ballenero adoptado por la CBI en 1994, en función de cuota que él mismo se atribuye.

Mientras que los países cazadores denuncian la intransigencia de las naciones que pretenden hacerles cesar esta actividad.

"Algunos miembros no quieren ningún tipo de caza, salvo la aborigen: esta posición significa un bloqueo" advirtió en sesión la ministra adjunta de Agricultura y de Pesca de Japón, Yasu Funayama.

Pero la realidad es más matizada, insiste el comisario de Mónaco, Frederic Briand: "No hay dos bandos enfrentados. Entre los cazadores, la preocupación mayor es Japón a causa de la dimensión geográfica de su caza, que constituye una amenaza para el resto del mundo", dijo.
Para Mónaco, la línea roja no es el fin de la caza ballenera sino la caza en aguas internacionales, precisó su representante.

"Noruega mostró que era posible hacer una caza limitada, no sólo en términos de cifras sino de zona de caza. Es necesario redibujar la geografía ballenera", abogó.

Y además agregó que es necesario considerar el estado de las reservas especie por especie, región por sub-región.

Japón dio a conocer sus concesiones: dividir por dos sus cuotas de caza en el océano austral, luego no suministrar nuevos permisos y supervisión internacional de sus actividades, incluso a bordo de sus barcos.

FM 101.7 "Estudios V.C."