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El abuso sexual fue cometido por uno de los dos delincuentes que entraron a su domicilio y además privaron de la libertad a otras tres personas. Robaron dinero y un equipo de sonido. Hay un sospechoso demorado, a quien una de las víctimas dijo reconocerlo por la voz.

Una chica de 13 años fue abusada sexualmente por uno de los dos delincuentes que asaltaron su casa de la localidad correntina de Riachuelo, en donde además privaron de la libertad a su madre, a su hermano y a un primo.
Si bien el delito se produjo el martes a la noche trascendió recién ayer, cuando la Policía brindó algunos detalles del caso.
De acuerdo a la investigación policial y judicial, los maleantes irrumpieron alrededor de las 21:30 de aquel día en un domicilio de Ruta Nacional 12, a la altura del kilómetro 1019, en el pequeño poblado ubicado al sur de la capital provincial.
A punta de armas de fuego, y con sus rostros parcialmente cubiertos con gorros y bufandas, los malhechores redujeron con amenazas a una mujer y a su hija, quienes estaban solas.
Durante el atraco un hijo de la dueña de casa llegó acompañado de su primo. También fueron sorprendidos, amenazados de muerte y maniatados.
Las cuatro víctimas, indicó la fuente, quedaron inmovilizadas en distintos sectores de la vivienda. Los varones en la cocina-comedor y las mujeres en una de las habitaciones.
Uno de los asaltantes cubrió las caras de la jovencita y de su madre. Luego violó a la menor, mientras la insultaba y le decía todo tipo de obscenidades.
Según los datos recabados antes de escapar los malvivientes se apoderaron de unos 100 pesos, un reproductor de DVD y un equipo de sonido.
Una vez que la familia asaltada pudo pedir ayuda la Policía acudió al lugar y en base al relato de los testigos identificó a un habitante de la pequeña localidad, un joven de 26 años, como uno de los presuntos delincuentes.
“La madre de la niña abusada dijo que reconoció la voz de uno de los autores del ilícito”, precisó una fuente cercana a la pesquisa.
El sospechoso “no es el hombre que cometió la violación” sino que “sería su cómplice”, agregó el informante.
Sin embargo, hasta ayer no existían pruebas firmes para imputarlo en el delito. “La mujer no pudo verle la cara y dudó cuando le preguntaron si estaba segura de que fuera él”.
Ante esta situación, los investigadores trataban de determinar si es verdad que el sospechoso estaba donde dijo estar aquella noche, lejos del escenario del asalto.
Los médicos probaron la existencia del abuso sexual y otras lesiones en la menor.
En tanto, la Policía cree que el hecho fue planificado y no se descarta la participación de más autores.