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Tiene 21 años y se encuentra internado en grave estado. El proyectil de grueso calibre hizo un extraño recorrido hasta quedarle alojado en el cuello. Fue durante un incidente ocurrido en la esquina de avenida Independencia y Castelli. Sospechan de un vecino.

Un joven de 21 años resultó herido de un balazo ayer en medio de un confuso incidente ocurrido en la esquina de la avenida Independencia y Juan José Castelli de la ciudad de Corrientes.
A raíz del impacto del proyectil, que primero dio en el rostro y luego hizo un extraño recorrido hasta quedarle alojado en el cuello, la víctima permanece hospitalizada en grave estado.
El sangriento episodio se produjo alrededor de las 5, cuando Ricardo Delgado, acompañado de cuatro amigos, cayó al piso por el impacto de una bala de grueso calibre.
De acuerdo a la versión aportada  por el padre del muchacho, alguien que no pudo ser identificado efectuó el disparo de un lado hacia el otro de la avenida, mientras se producía una pelea callejera entre dos grupos.
Delgado, apenas fue alcanzado por la bala (sería calibre 32, 38 o bien 9 milímetros) quedó inconsciente y fue trasladado de inmediato hacia el hospital Angela Llano.
El herido había concurrido a un local bailable situado en Independencia al 4700, del barrio Güemes. Luego, junto a sus acompañantes, decidió volver y en el cruce con Castelli, ya en jurisdicción del barrio Antártida Argentina, quedaron en medio de una reyerta entre otros jóvenes, de la que ellos no habrían participado.
Durante la pelea ocurrieron al menos dos detonaciones de arma de fuego. Y la sospecha de la familia de la víctima indica que un vecino habría salido de su casa y disparó al presenciar la gresca, desde la banda Sur de la avenida.
Hasta el momento no existen mayores detalles y la Policía trabajaba en procura de determinar cómo ocurrió el incidente, para identificar y detener al autor del balazo.
Por otra parte, el padre de Ricardo mencionó que ahora la principal atención de la familia está en hacer posible la recuperación del joven, aunque surgió un inconveniente que le causó “indignación”. Su hijo debía ser examinado con una tomografía computada, pero como no funciona la de los hospitales públicos debió hacer malabares para reunir 400 pesos y pagar el estudio en un sanatorio privado.