La Presidenta Michelle Bachelet dijo hoy, tras reunirse con el mandatario electo Sebastián Piñera, que las diferencias políticas pasan a un segundo, tercer o cuarto plano, frente al desafío de reconstruir el país.  

Afirmó que, frente a la adversidad se hace urgente mostrar que en Chile se unen millones de manos y corazones para ayudar a las zonas más devastadas por el terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter.

Chile, a pesar de las calamidades y los dolores, sigue siendo una República democrática que empieza a ponerse de pie, convencida de que tenemos que unir todo el esfuerzo para que pueda curar sus heridas y retomar la senda de progreso, agregó.

Nuestra historia -recordó- nos ha enseñado que ante la catástrofe, lo que importa es unirse y unir todos los esfuerzos para ir en auxilio de nuestros compatriotas y más tarde para poner al país de pie.

Bachelet aclaró que invitó Piñera con varios de sus futuros ministros al palacio de La Moneda para traspasarle toda la información posible para que, cuando tomen el mando, el 11 de marzo, puedan asegurar la continuidad de las medidas y tener todos los elementos para el plan de reconstrucción.

Es fundamental, insistió, que la gente vea con claridad que los planes no se detienen, que continúan los puentes aéreos, marítimos, terrestres, que siga operando sin pausa. Que los alimentos, el agua, siga llegando a las poblaciones damnificadas. Que las viviendas de emergencia sigan llegando.

Opinó que "los chilenos pueden estar tranquilos, la continuidad está garantizada y también la continuidad de la acción del Estado en las regiones más golpeadas".

Agregó asimismo que "existe una plena coincidencia con el mandatario electo en que el traspaso de mando debe hacerse de la forma más fluida posible".

"Mi gobierno va a cumplir con sus obligaciones hasta el último día, pero además, hará todo lo que esté a su alcance para facilitar la instalación de las nuevas autoridades, porque yo creo que todo Chile piensa que es la hora de la unidad, la solidaridad y la generosidad".