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Las víctimas fatales pertenecen a los estados de Alagoas y Pernambuco, los más afectados. Hay también 170 mil personas que se quedaron sin casa. La Fuerza Aérea intenta rescatar a la gente que quedó aislada.

Al menos 39 muertos, más de 1.000 desparecidos y 170 mil personas que se quedaron sin casa son el saldo trágico de las grandes inundaciones que afectan al nordeste brasileño. En los municipios de Pernambuco y Alagoas, los más afectados, muchas personas permanecen aisladas a la espera de rescate. Los esfuerzos realizados por la Fuerza Aérea Brasileña han dado resultados escasos: sólo lograron rescatar a 44 personas. Esto se debe a las pésimas condiciones del tiempo que obstaculizan la llegada de la ayuda y el salvamento. El gobierno federal envió tropas del Ejército para ayudar a las fuerzas policiales de Pernambuco y Alagoas. Las imágenes revelan un nivel de destrucción de viviendas parecidas con las causadas por grandes terremotos. En varios pueblos, las calles fueron invadidas por el lodo que llega a tener hasta medio metro de altura. Otros pueblos están sumergidos bajo el agua y apenas se distinguen los techos de las casas. Un municipio fue cubierto por el agua luego que una represa localizada en la entrada se derrumbara por la presión del caudal del río. La causa de la catástrofe es el fenómeno climático de de La Niña. Aunque aparece cada cuatro años, esta vez los especialistas dicen que ha asumido proporciones extremas frente a otros períodos. Los gobernadores de Alagoas y Pernambuco mantuvieron anoche una reunión de emergencia con el presidente Lula da Silva, quien anunció que habilitará fondos para asistir a las víctimas y se comprometió a actuar con la "misma rapidez" que en el estado de Río de Janeiro, donde en abril pasado las lluvias torrenciales causaron el desmoronamiento de morros provocando varias víctimas fatales.