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22/02/2010 | 19:57hs
CIENCIA
Agregan maniobras de resucitación cardiopulmonar para evitar la muerte súbita en vuelo

Dentro de una cámara hipobárica, médicos y azafatas pusieron a prueba el procedimiento.

Cuando subimos a un avión, lo hacemos con ansiedad, miedo o simplemente estresados por los preparativos para llegar a tiempo al aeropuerto. En un vuelo largo, esa mezcla de emociones puede jugarnos en contra si tenemos un problema cardíaco, respiratorio o incluso anemia. Aunque no nos den síntomas en tierra, en una cabina presurizada pueden ayudar a que disminuya aún más de lo normal la llegada de oxígeno al corazón y al cerebro a más de 2000 metros de altura. Si eso ocurre, puede sobrevenir un paro cardíaco. Según estadísticas internacionales, una de cada dos víctimas a bordo sobrevivirá con las maniobras de resucitación cardiopulmonar (RCP) bien aplicadas. Para esto, habrá que introducir ciertas modificaciones al procedimiento que se utiliza en un hospital o en la calle, según acaba de demostrar un equipo de médicos y azafatas argentinos. En vuelo, si el rescatista no recibe oxígeno puro por vía nasal mientras realiza la RCP, le aumentan la presión, los latidos (hasta 155 por minuto) y la falta de aire. Eso, según el estudio, hace que el nivel de oxígeno en la víctima baje hasta el 10%, lo que es demasiado bajo como para recuperarse sin sufrir consecuencias neurológicas. "Normalmente, una persona sana y que no fuma tiene una saturación de oxígeno en sangre del 99%, pero en un avión eso puede caer a hasta el 80 por ciento. Si ese individuo tiene algún problema respiratorio, cardiovascular o una anemia, puede bajar hasta el 70-60 por ciento", explicó el doctor Vicente Ciancio, director del Instituto de Medicina Aeronáutica del Sanatorio Modelo de Quilmes y presidente del Comité Científico en Cardiología Aeroespacial de la Fundación Argentina de Cardiología (FAC). Junto con el doctor Pedro Oliveri, jefe del Servicio Cámara Hipobárica del instituto, Ciancio dirigió el trabajo en el que participaron azafatas de vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas. El equipo recreó el ambiente de una cabina de avión y, con ayuda de un maniquí preparado para registrar el nivel de oxígeno y otras funciones vitales, las azafatas pusieron en práctica el procedimiento para el que están entrenadas. Eso incluye las compresiones torácicas y las respiraciones boca a boca, pero no el uso de un desfibrilador portátil. "Cuando ocurre un paro cardíaco, que es parte de la muerte súbita, en el 80% de los casos es por una arritmia o caos cardíaco. En ese caso, hay que «resetear» el corazón con un choque eléctrico sobre el tórax para que arranque nuevamente", explicó el doctor Daniel Corsiglia, responsable de la Secretaría de Desarrollo de la Red Nacional de RCP de la FAC. Y aclaró que cuando la víctima tiene una fibrilación ventricular, el desfibrilador es imprescindible. "Lo adecuado es conocer las técnicas de reanimación y aplicarlas; tener equipos que permitan realizar la desfibrilación y tener un programa de acceso a esos equipos. Hay lugares o empresas que los tienen, pero no autorizan a usarlos si no hay un médico presente", detalló Corsiglia. Eso justamente es lo que ocurre a bordo de todos los aviones con matrícula argentina. "En los de Aerolíneas, los desfibriladores no son para uso de la tripulación, sino exclusivamente de un médico que viaje a bordo. Falta una disposición del Ministerio de Salud que autorice a las tripulaciones a usar esos equipos, porque contamos con los cursos necesarios para realizar una reanimación en vuelo", explicó Silvia Sabelli, jefa de cabina de Aerolíneas Argentinas y responsable de la Comisión de Salud de la Asociación Argentina de Aeronavegantes.

FM 101.7 "Estudios V.C."